La mejora de la salud infantil ha sido uno de los grandes logros de las últimas décadas, pero aún quedan grandes obstáculos para alcanzar el objetivo de reducir la mortalidad infantil. Para promover intervenciones más eficaces, es necesario un abordaje multidisciplinar que no se limite a la descripción de las patologías y los tratamientos, sino que contemple la salud infantil en general, implicando y responsabilizando en este proceso al propio niño y a su familia.